Despertar

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Se cuenta que aquella princesa huyó de la corte cuando la vendedora de manzanas le abrió los ojos. Consiguió que aquellos siete hermanos, mineros de profesión, le dieran cobijo sin reparos. Aprendió que cada pepita de oro o plata tenía allí un valor mayor y la felicidad se festejaba con mucha frecuencia y autenticidad. Trabajaba con gusto, colaborando con los otros trabajadores de la casa, y su origen real se olvidó hasta que apareció en su vida una bruja para recordarle las comodidades de la corte.

La chica cayó en un sueño de princesa y se apartó de la realidad que había conocido. Los siete currantes se alarmaron e intentaron reanimarla de todas las formas posibles. Hasta que encontraron un antiguo príncipe negro que ahora tenía su mismo tamaño. Lo llevaron hasta ella y, tras darle un suave y sincero beso lleno de cariño verdadero, consiguió que volviese a abrir los ojos.

Y, siete años después de haber salido de palacio, a través del espejo de la madrastra que hizo añicos, cayó la cabeza de la corte y las de sus seguidores; y todos fueron felices y comieron cada día.

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