Verticalidad

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… Y los más ricos consiguieron poner de nuevo grilletes, encadenando los pensamientos de obreros que dedicaban su tiempo de ocio a enriquecer más aún a los de siempre y ya no leían, no disertaban, perdieron toda capacidad de análisis real o la cambiaron por esgrimir los estudios hechos a medida que emitían los medios de prensa de los más ricos.

La cuerda social caía en picado, como siempre, solo que en la punta de arriba había un sólido amarre y a la de abajo era muy difícil aferrarse. Todo el mundo intentaba trepar por ella, primero formando nudos donde agarrarse y después cambiando la cuerda por unos encadenados eslabones, así estaban más separados de los inmediatamente inferiores: así el colgante era más manejable para el eslabón superior, el que lo tenía todo amarrado.  

Entonces se dieron cuenta de que la punta de arriba era inalcanzable a la vista, pero siguieron trepando, sin tener meta clara, sino un infinito oscuro que se escondía en lo más alto con el que especulaban los de arriba para su propio beneficio. Todos parecían conformarse con tener alguien por debajo, aunque los de arriba dominaran su mundo. Conformidad y naturalización de la situación era lo que formaba la cuerda de la que nadie se soltaba. Vacío e incertidumbre les amenazaba; nadie había vuelto del otro lado del túnel, pero estaba claro que los de arriba tendrían lugares destacados en los cementerios y el resto del Campo Santo lo sembrarían los de abajo. Si todo se desarrollaba con la normalidad esperada sería así por siempre, se pensaba allí arriba.

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